La vida cristiana está llena de aparentes contradicciones: Si
uno quiere ser el primero, debe ser el último; si quieres ganar tu vida,
entonces debes perderla; si quieres ser el mayor, debes ser el siervo; y desarrollaremos
esta última, "si quieres ser fuerte debes ser débil".
Como entendemos esta aparente contradicción, ¿porque debo
ser débil para poder ser fuerte? No es lo que hemos aprendido en nuestra
sociedad donde nos capacitan para utilizar al máximo nuestras fortalezas y
esconder nuestras debilidades.
En la vida cristiana Pablo expresa: “Me alegro de ser débil, de ser insultado y perseguido, y de tener
necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo. Pues lo que me hace fuerte es
reconocer que soy débil”. ¿Alegrarse en la debilidad?, es un concepto difícil
de entender, pero debemos entender que el reconocer mi debilidad es aceptar que
nuestra única salida es Dios, de esta forma permitimos que Dios obre en mi debilidad y como
Pablo aprendemos el invaluable principio: “Fortaleza de Dios
en mi debilidad”
Ten en cuenta que a Dios le encanta usar a los débiles. A Él
no le impresiona la fuerza, y mucho menos se agrada en la autosuficiencia, al
contrario: “…para avergonzar a los
fuertes Dios ha escogido a los que el mundo tiene por débiles...”
Cuando pensamos en nuestras limitaciones puedes ser tentado
a decir: “Dios no puede usar a alguien como yo”, puedes tratar de esconder tus
limitaciones, excusarlas o resentirlas. Ponlas tus debilidades en las manos de
Dios y él las utilizara con su poder.
Pr. Esteban Montero
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