No podemos adorar a Dios y honrarle si andas en queja, en
preocupación, miedo, y pensando siempre que algo estará mal. Muchas veces no
nos damos cuenta de esa actitud, pero estamos viviendo con una actitud negativa
en cada circunstancia que se nos presenta. Esa actitud interrumpe la
posibilidad de sentir la bondad y el amor de Dios en ti.
La Biblia nos enseña: “Destruimos argumentos y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo
pensamiento para que se someta a Cristo.” (2Corintios 10:5). Nuestros
pensamientos constantemente nos engañan y nos dañan, quieren que pensemos lo
malo, y ello nos separa de entender la bondad de Dios.
He escuchado personas
que un simple dolor de cabeza les asusta, y dicen cosas como: “Sera que tengo
esa rara enfermedad que está matando a la gente”, “Sera que tengo un tumor”. ¿Porque
siempre pensar lo negativo? Hay personas que escuchan una sirena en la noche y piensan
que es algún familiar que le está pasando algo. ¿Por qué siempre pensar en que
algo malo sucederá?
Debemos detener esos pensamientos que estorban y tomar una decisión
en la cual discipline sus pensamientos a la luz de la Biblia donde nos revela: "En
fin, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto, puro,
hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud, en lo que
es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso." (Filipenses
4:8)
En los momentos en que pensamientos negativos lleguen a
nuestra vida, recordemos la fidelidad de Dios y sus promesas. Si escuchas una
sirena, recuerda que Dios protege a tu familia y que su voluntad es la mejor para
sus hijos. Cambia tu pensamiento y levanta una oración pidiendo protección y
agradeciendo porque sus ángeles están alrededor de los hijos de Dios y los
cuidan.
Un día al salir de viaje íbamos un poco tarde y en el camino
mis pensamientos empezaron a ahogarme: “perderé el avión”, “perderé todas las
reservaciones”, “perderé todo el dinero invertido”, ya estaba con miedo,
preocupado y enojado. Y todavía estaba lejos del aeropuerto.
Al llegar al aeropuerto en vez de hacer las cosas más rápido,
el miedo y el estrés me hacían tropezar, olvidarme de cosas y
enojarme aún más. Ya estaba en mi mente hasta regresarme porque definitivamente
no valía la pena llegar tan tarde.
Al llegar no tuve ningún contratiempo, me atendieron sin
problemas y nos arreglaron al siguiente viaje y llegamos sin problema alguno.
Mi esposa al final me miraba con una sonrisa y yo entendí, mis pensamientos me destruían
y no confié en la fidelidad de Dios.
Me habría ahorrado mucho de esa situación si hubiera
desechado los pensamientos de mal. Mucho mejor sería no entregarme al miedo y
la preocupación.
Decide hoy cambiar el rumbo de tu mente, desarrolla el hábito
de pensar en Fe, creyendo que Dios es fiel. Vive en Fe y no en temor.
Pr. Esteban Montero
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