jueves, 18 de diciembre de 2014

Amistad, Perdon y Lealtad



-          Lectura: Proverbios 17:9-17
        Devocional Familiar

“El que cubre la falta busca amistad;  Mas el que la divulga,  aparta al amigo.” (V.7)  Este proverbio menciona que deberíamos perdonar de buena voluntad a los que han pecado contra nosotros. Olvidar las ofensas es necesario en cualquier relación ta sea con u amigo, pareja o familiares. Es tentador, sobre todo en una discusión, sacar a la luz todos los errores que la otra persona cometió. Amar, sin embargo, mantiene la boca cerrada, aunque esto sea difícil. Nunca trate de sacar a relucir algo en una discusión que no esté relacionado con el tema a discutir. Conforme crezcamos para llegar a ser iguales a Cristo, adquiriremos la capacidad de Dios para perdonar de corazón los errores confesados del pasado.

“En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia”. (V.17) ¿Qué clase de amigo eres? Hay una gran diferencia entre conocer bien a alguien y ser un verdadero amigo. La evidencia más grande de una amistad genuina es la lealtad (amar "en todo tiempo" 1Co 13:7), estar listo para ayudar en los momentos de aflicción o de luchas personales. Demasiadas personas son amigos en los buenos tiempos. Permanecen a nuestro alrededor cuando la amistad los ayuda y nos dejan cuando ya no sacan algún provecho de la misma. 

Piense en sus amigos y analice la lealtad que les ofrece. Sea la clase de amigo fiel que la Biblia describe. Si en tus recuerdos hay faltas que perdonar o disculpas que pedir a alguna persona, trazate como meta resolver ese asunto lo mas pronto posible

  "UN AMIGO ES AQUÉL QUE LLEGA CUANDO TODO EL MUNDO SE HA IDO"

"Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo", dijo un soldado a su teniente."Permiso denegado", replicó el oficial. "No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto". El soldado haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo. El oficial estaba furioso: "Ya le dije yo que había muerto!" Dígame ¿Merecía la pena ir allá para traer un cadáver?"Y el soldado, moribundo, respondió: "Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: ¡Estaba seguro que vendrías!".
 

Pr. Esteban Montero

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